Kino-Glaz y Lugar Verdadero

David M

jueves, 15 de septiembre de 2016

Una reflexión individual a partir de las aportaciones del grupo 6 acerca de la filosofía fílmica de Dziga Vértov, llevada al trabajo de nuestro grupo en lo que concierne a la ubicación de los objetos artísticos en su lugar natural. Siempre me he llevado mal con las videocreaciones como objeto artístico, al menos con aquellas en las que la filmación o grabación de un acontecimiento es la parte fundamental: ¿cuál es ahí la obra de arte?, ¿el suceso filmado?, ¿el audiovisual producido?, ¿el proceso de montaje de las imágenes?

Lo presentado en la vigesimosegunda sesión del LIME (14 de septiembre) acerca del Cine-Ojo (Kino-Glaz) de Dziga Vértov me sugirió que, de algún modo, la aversión que el cineasta soviético expresaba en su teoría fílmica hacia la realidad falseada presente en una producción cinematográfica corriente (guionizada, interpretada, decorada) podía ponerse en paralelo con las reservas que albergo (más o menos también compartidas por el resto del grupo 4) hacia la exposición como montaje, como falseamiento del o alrededor del objeto artístico.

Un objeto artístico no es nunca (?), al parecer, al menos una vez asumidos los principios del arte conceptual, un objeto o extracto de la realidad (su representación figurativa), aunque físicamente pueda parecerlo, ya que el concepto lo hace transcender de ella: piénsese en las mantas de fieltro o los trineos de madera en las creaciones de J. Beuys. Su registro (grabación) no cumpliría pues con los criterios documentales del Kino-Glaz, en tanto que existe ese primer montaje/preparación que extrae al objeto o suceso filmado del mundo cotidiano. Pero si se considera, como parece que hacemos en nuestro grupo, que el objeto artístico sí tiene un lugar propio, geográfico, en el territorio real, coherente con su biografía y contenido conceptual, la filmación de dicha instalación o evento sí podría considerarse un registro de la realidad, una realidad ampliada por el suceso artístico. Así pues, ubicada la obra en su lugar, su procesado audiovisual, la operación Expo-Ojo, sería su registro más o menos documental más el montaje (fílmico) posterior, utilizando para ello las herramientas y técnicas definidas por Vértov, que concluiría con la realización de un soporte (una película, preferiblemente, en los tiempos que corren, un archivo de información audiovisual) que cualquiera podría ver para aprehender la información relativa a la pieza.

(La introducción, en esta reflexión, de ese archivo o documento audiovisual, la vincula también, pienso, de algún modo, a las investigaciones que está llevando a cabo el grupo 1 acerca del tiempo y los ritmos en una exposición, en tanto que al contrario que el resto de creaciones artísticas no performativas, una videocreación cuenta con un tiempo propio, definido por la propia obra, no por el espectador).

Como ejemplo (?) de lo que sería el registro de un objeto artístico (creo que en este caso podría hablarse de intervención) en su lugar propongo esta película de Antoni Miralda. Si el vínculo funciona como debe, la reproducción comenzará en el minuto 17:31s, posiblemente la parte más delirante, pero recomiendo encarecidamente su visionado completo.

La cumparsita, A. Miralda y B. Rosell. (Fuente: canal de YouTube del IVAM)

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