Del trazo al acorde

David M

sábado, 23 de abril de 2016

Muchas son las experiencias que pretenden trasladar a sonidos una imagen o registro gráfico. Una de las más fascinantes, aunque de manera indirecta, son las partituras para pianola de Conlon Nancarrow. Durante la ejecución de una partitura musical, el interprete traslada a sonidos una serie de signos gráficos —las notas—. Conlon Nancarrow dedicó gran parte de su tiempo a "dibujar" las partituras de sus Estudios para Piano Mecánico, mediante la perforación casi manual de los rollos de papel que alimentan estos instrumentos, en lo que se puede interpretar una de las primeras experiencas de creación de una música transhumana, inejecutable por cualquiera que no sea un dispositivo mecánico. Música programada, electrónica.

Cada trazo y cada punto se corresponde exactamente con un sonido. Puede que no sean exactamente dibujos, pero son objetos visuales, de una gran potencia gráfica.

Pianola con su correspondiente rollo de papel perforado. Museo de la Tecnología, Varsovia. (Fuente: Wikimedia Commons)
Lo que resulta más fascinante de estas experiencias de Nancarrow es la coincidencia absoluta entre intérprete y partitura: a través de una convención gráfica traducida mecánicamente desaparece la diferencia entre obra y ejecutante.

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