OBRA Y PERCEPCIÓN: Factores a analizar

Unknown

miércoles, 30 de marzo de 2016

Siguiendo con nuestro estudio sobre la percepción, dejamos a un lado (por el momento) el análisis del espacio para centrarnos en la obra. Recordaremos entonces que definimos tres factores a analizar: formato, composición, contenido. Pensamos, que estos tres niveles de estudio nos darán datos que finalmente podremos cruzar, y quizá nos den alguna respuesta a todas las preguntas que nos hacemos.

Mientras avanzamos con en el estudio objetivo a través de un programa de representación 3D, de la visión-percepción de las obras seleccionadas ateniendo únicamente al formato (imágenes 1 y 2), abrimos un nuevo campo de experimentación.
Planteamos en esta sesión una pregunta: ¿Afecta la composición a la percepción de la obra? Intuimos que sí, pero queremos profundizar en esta cuestión.
Para ello, hemos seleccionado un movimiento artístico muy relacionado con el tema que abordamos en este laboratorio, el Arte Óptico y Cinético. Sin duda, estos movimientos que se originan entorno al año 1955 en directa relación con la Galería Denise René de París, y al albor de la exposición "Le mouvement", nos permiten ahondar en la percepción en función a la composición. El arte óptico, deudor de las teorías del color, de la Gestalt practicadas por Impresionistas y Postimpresionistas, así como el Arte Cinético con clara influencia a algunos artistas y referencias de las primeras vanguardias, nos parecen el revulsivo para hablar de composición y percepción. En la sesión proyectaremos imágenes de obras de formato similar a la obra que analizamos: Policías de Antonio Ballester Moreno (2008), y que no reproducimos aquí por carecer de derechos. Listado:
  • Bridget Riley, Evoë 3, 2003, Acrílico Sobre lienzo, 193,4 x 582 x 5 cm 
  • Yaacob Agam, Double Metamorphosis III, 1968-1969,Óleo sobre relieve de aluminio, 124 x 186 cm 
  • Carlos Cruz-Díez, Fisicromía, 1965, 60 x 292 cm
Por supuesto, proyectamos vídeos que nos permitan percibir la obra en su totalidad, puesto que una nueva variable que aparece aquí es la de la percepción en movimiento.
 Ya no solo el movimiento hace que la pieza sea especial, sino que la obra y su creador/a nos obliga a movernos.

1 comentario :

  1. Más o menos hemos ido viendo que el espacio —los elementos que lo componenen o delimitan— puede definirse en función de sus propiedades geométricas: dimensiones, proporciones, ejes, diagonales... Son éstas las que utilizaremos tanto para caracterizarlo como para ordenarlo, en tanto su identificación nos sirve de apoyo para su comprensión.

    Del mismo modo cada obra (aunque ahora me esté refiriendo más que nada a las obras planas de exhibición vertical) puede caracterizarse también en función de su geometría. A los elementos geométricos descritos antes hay que sumar la normal, la dirección de observación principal, que, en el caso de los cuadros, es su perpendicular, común tanto a la obra como al paramento en que se exhibe. (En las esculturas puede existir también un elemento parecido, a modo de eje principal).

    Pero, además, las obras cuentan con un segundo orden geométrico propio de su composición. El trabajo del Grupo 6 es muy representativo al respecto, como puede verse en esta entrada. De nuevo, aunque estos valores puedan ser considerados más subjetivos que los meramente geométricos (no estoy seguro de ello: en cualquier caso, dentro de unos parámetros físicos y culturales compartidos, pueden, creo, considerarse como plenamente objetivos) pueden igualmente representarse mediante ejes, líneas y áreas de influencia. Soluciones, al fin y al cabo, geométricas que interaccionan, apoyándose o negando, con las primeras implícitas en su mera forma.

    (La equivalencia espacial de este orden geométrico compositivo podría ser el "carácter" que en el espacio se infiere a partir de su geometría: lo apaisado es estático, lo perspectivo es dinámico... Así mismo hay que considerar el efecto que el uso —las circulaciones, por ejemplo— introduce en la comprensión de los espacios, más allá de su propia geometría).

    Nuestro trabajo parece dirigirse a trabajar con la superposición de ambas geometrías, la del espacio y la de la obra, de manera que, reforzadas ambas mutuamente, pueda definirse una colocación de las obras de arte que potencie al tiempo tanto sus propias características como las del espacio que las alberga.

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